Guerra y paz en las Américas: de la prehistoria a nuestros días
La 15ª edición de las Jornadas de los Jóvenes Americanistas (JJA) se presenta como una oportunidad para dialogar y analizar las dinámicas de la guerra y la paz en las Américas, desde la prehistoria hasta nuestros días. Nuestras jornadas se insertan en una tradición de intercambio entre jóvenes investigadores promovida, principalmente, por la Escuela de Altos Estudios Hispánicos e Ibéricos (EHEHI, Casa de Velázquez), el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA), el Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA), y con el apoyo del Instituto de las Américas (IdA, gracias al financiamiento otorgado por el MEAE en el marco de la colaboración estratégica con la Fundación EU-LAC) y del Museo de América de Madrid.
Las JJA tendrán lugar en la Ciudad de México y Madrid el 1, 2 y 3 de julio del 2024. Con una modalidad presencial y algunos eventos híbridos, las jornadas servirán de espacio de intercambio pluridisciplinario entre jóvenes investigadores de Humanidades y Ciencias Sociales provenientes de diversas instituciones y que trabajan sobre distintos periodos y espacios de las Américas.
Las JJA 2024 buscan proporcionar una actualización de los estudios acerca de la guerra y la paz en las Américas. Por un lado, los estudios sobre la guerra en los espacios americanos tienden a analizar las especificidades de las “guerras americanas”. Por otro lado, la fuerte presencia de violencia y conflictos internos y la dificultad de analizar escalas infra-nacionales cuestionan la idea, también concurrida, de la rareza de la guerra en las Américas.
Las jornadas de estudio buscan reunir investigaciones que cuestionen y analicen las particularidades de la guerra y la paz en la región desde diferentes puntos de vista. Para ello, proponemos tres ejes temáticos que nos permitirán abordar, de manera transversal y pluridisciplinar, los diversos aspectos de definición y caracterización; de escalas, temporalidades y actores, y los imaginarios y representaciones de la guerra y la paz.
El primer eje busca proporcionar una actualización de la caracterización de la guerra y la paz, así como de las herramientas teóricas y metodológicas usadas para este fin. ¿Qué constituye una guerra y cuándo un conflicto se convierte en una guerra? ¿Cómo se hace la guerra y cómo construyen la paz las sociedades? ¿Cuáles son los identificadores de la guerra y cuáles son los marcadores intrínsecos de la paz? ¿Puede haber paz sin guerra y guerra sin paz?
Además, la definición y caracterización de la guerra buscan atraer reflexiones sobre la metodología sobre el estudio de la guerra y la paz. Sería pertinente considerar las marcas de la guerra en todas sus complejidades, ya sean los estigmas dejados en los escenarios de guerra (paisajes, ciudades, costas, fronteras, incluso cuerpos), o en la memoria colectiva de conflictos que terminaron hace mucho tiempo, recuerdos que son evocados para mantener viva la noción de un conflicto no resuelto con fines de recuerdo o de instrumentalización política.
Finalmente, se busca resaltar la diversidad de concepciones sobre la guerra, explorando también ejemplos donde la existencia de enemigos y de relaciones de hostilidad no es considerada como una «patología social» sino como un hecho constituyente de las relaciones con los demás. Es el caso de varios pueblos amerindios que no consideran la guerra como un «acontecimiento», sino como un modo relacional de los humanos entre sí, y entre humanos y no humanos (Taylor, 2006).
El segundo eje se focaliza específicamente en tres aspectos de la guerra y la paz.
Primero, la caracterización de los actores parece importante analizarla desde una perspectiva interseccional. Los estudios sobre el papel de la mujer, de los grupos racializados, y de las clases pobres tendrán un lugar privilegiado en las jornadas. Por ejemplo, la historia reciente del continente ha estado marcada por el fuerte auge de los movimientos de mujeres en demanda de reparación y justicia, y como primer paso hacia una forma de paz social, en países enfrentados a dictaduras, como lo ilustra el emblemático movimiento de "las Madres de la Plaza de Mayo" (D’Antonio, 2006, 2017). A veces relegadas a un segundo plano detrás de los reyes indígenas, los conquistadores, los libertadores y los rebeldes, las mujeres fueron desaprobadas cuando pasaron a primer plano (Lavallé, 2021). Todavía en territorio mexicano, en los albores del siglo XX, las soldaderas son a la vez víctimas de la guerra y protagonistas (Arce, 2017, Boutron, 2019) como figuras constantes en corridos revolucionarios o retratos fotográficos, y revisitadas en una literatura de finales del siglo XX (Perilli de Rush, 2022). ¿Todas estas mujeres tuvieron cabida en periodos de paz, o son sólo figuras asociadas a los dramas de las narrativas nacionales? ¿Cuándo fueron protagonistas de los conflictos, y qué tipo de repertorio y de modos de acción usaron?
A continuación, este eje pretende explorar las diferentes escalas dentro de las cuales pueden desarrollarse los procesos de guerra y paz. Será apropiado examinar tanto los conflictos interétnicos, las guerras civiles como las escaladas de tensiones y distensiones a escala regional -o incluso continental.
Finalmente, el último desafío será poder observar, cómo a través de una mirilla, todas las temporalidades –desde la época imperial prehispánica hasta los desafíos contemporáneos del narcotráfico– durante las cuales se ejercitan la guerra y la paz en las Américas. Aquí, una vez más, recordamos que la cuestión del polimorfismo de estos procesos, planteada desde las diferentes disciplinas que componen las ciencias sociales, representa una dimensión central de estas jornadas de estudio.
El tercer eje se focaliza sobre los imaginarios y las representaciones que se fomentan a través de los lenguajes sensibles. Los conflictos, la guerra y la paz dan lugar a diferentes modos de representación, ya sea a través de la palabra escrita, las imágenes (Gruzinski, 1994) o el patrimonio inmaterial como las canciones y la mitología. Las fuentes locales de antes y durante la conquista ofrecen una visión que puede contrastarse con los relatos de los cronistas (Contel, 2001), presentando a los pueblos originarios como feroces guerreros o como individuos pacíficos, lo que nos lleva a cuestionar la veracidad de estas representaciones, a veces sujetas a revisiones posteriores o a interpretaciones engañosas (Lesbre, 2020). ¿Cómo se desarrollan y cómo se manifiestan las representaciones de la guerra y la paz en los espacios público y privado? ¿Cuáles son las experiencias de quienes han hecho la guerra y de quienes han construido la paz?
Por ejemplo, en el campo del ritual, las danzas americanas también ofrecen un terreno fértil para el estudio. Desde danzas marciales como los tinkus (Platt, 2003), hasta danzas como las Danzas de la conquista que, si bien rememoran las guerras del pasado, a veces ofrecen una lectura suavizada en tiempos de paz, con influencias explícitamente peninsulares (Matos Moctezuma, 2008). Los combatientes en las guerras de liberación han adoptado, en algunos casos, imágenes de la Virgen María como bandera (Ortemberg, 2011); y banderas más contemporáneas que buscan significar la unión de los pueblos originarios en una comunidad (multi)nacional pacífica, paradójicamente extraen sus símbolos del pasado militar imperial español (Nicolas, 2020).
Además, la literatura, desde las primeras expresiones americanas hasta las novelas y cuentos del boom, pasando por las crónicas, los corridos, las rancheras, la poesía gauchesca y tantas otras formas de escritura, ofrece un terreno fértil para explorar el imaginario y las narrativas de la guerra en todos sus aspectos. También permiten repensar el significado de los periodos de paz y de las utopías políticas de los años 1950 y 1960, con su consiguiente producción intelectual en torno a la legitimidad de la revolución violenta y los movimientos pacifistas en un contexto global de Guerra Fría, paradójicamente, en el periodo de “paz” más prolongado supuestamente desde hacía siglos.